Un reto, el suyo, madurado hace varios años por la anterior dirección, consciente de la necesidad de cambiar los paradigmas empresariales establecidos para alcanzar nuevos objetivos de desarrollo. Elegir a un gerente con experiencia internacional relevante en la gestión de empresas muy estructuradas con dinámicas complejas era la solución adecuada.
Damiano, no es poca la responsabilidad que ha asumido, considerando que ASA ya se presenta como una realidad sólida y rentable...
El reto es precisamente este: por un lado, la necesidad de crecer para seguir siendo un actor de referencia en un mercado global y, por otro, la voluntad de mantener los ya valiosos resultados acumulados por la gestión anterior, mediante la introducción gradual de nuevas herramientas tecnológicas innovadoras y, al mismo tiempo, de métodos organizativos que ahora están disponibles y pueden calibrarse incluso en empresas medianas como ASA. Gracias al trabajo realizado por mis predecesores, aquí no se trata de revolucionar todo, sino de activar un proceso evolutivo para estar a la altura de los tiempos, que haga hincapié en la potenciación y el empoderamiento de nuestros profesionales internos, muchos de ellos con excelentes competencias y una experiencia consumada, pero sobre todo en la toma de conciencia de su responsabilidad directa en los acontecimientos de la empresa, reconociendo la gestión directa de su trabajo y la centralidad del rol. Para que ASA creciera no sólo en tamaño sino también en eficacia y rendimiento, vi inmediatamente la necesidad de pasar del estilo clásico de “gestión directiva” a un estilo más moderno y estructurado de “gestión y control” que, usando instrumentos adecuados de apoyo y coaching, desarrolla progresivamente en el equipo directivo las capacidades adecuadas de liderazgo y delegación hacia abajo.
El primer paso en este círculo virtuoso fue la interceptación o la confirmación de las principales figuras que se pondrían en primera línea.
Trabajo difícil, porque, como he dicho, el capital humano de ASA es rico en competencias y capacidades, pero también posee un deseo inherente de crecer y mejorar. Darles “peso y espacio” equivale a ver desatar la energía y la creatividad, que luego siempre marcan la “gran diferencia” en cualquier proyecto corporativo, grande o pequeño.
Una implicación que va unida a la necesidad de crear equipos capaces de interactuar con fluidez y eficacia.
Crear un lenguaje común para toda la empresa es siempre toda una proeza: a los miembros de los distintos departamentos les gusta utilizar su propio “idioma”, pero en estos tiempos inciertos de VICA (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad, Ambigüedad) para dominar la creciente complejidad es mucho más importante que existan también “protocolos” de intercambio de información con otros departamentos y que estos estén establecidos y sean igualmente comprensibles. Una especie de “esperanto empresarial” que entiendan y hablen todos los recursos de ASA, sin distinción de roles o sectores, esencial para lograr una interacción más funcional y eficaz que nos permita alcanzar nuestros objetivos.